Cálculo de la longitud geográfica. El secreto de Felipe II que duró 2 siglos.

Dos mil hombres perecieron en 1707 cuando una flota inglesa formada por cinco naves, comandada por el Almirante Clowdisley, se hundió al chocar con las islas Sorlingas (cerca de Inglaterra) debido a un erróneo cálculo de su posición. Concretamente por un mal cálculo de la longitud.


Lo de la latitud estaba más que controlado. Hacía siglos que se utilizaban los astros para su cálculo. Pero, claro, para saber en un mapa dónde estabas y donde querías ir necesitabas la otra referencia: La longitud.

Y sin embargo, lo que son las cosas, el cálculo con exactitud de la longitud no era un problema para España desde hacía dos siglos. Dos siglos.

Al descubrir el nuevo continente e inaugurar los viajes transoceánicos lo de calcular la longitud se hacía fundamental. Un problema que nadie había tenido antes, porque nadie había tenido los arrestos para enfrentarse al océano, con lo que la navegación se realizaba básicamente bordeando costas (más o menos lejos).

Pero claro, España llegó a América y puso todo su empeño y lo mejor de su gente en esa tarea. Y luego descubrió el Pacífico y lo recorrió de arriba abajo tanto de ida como de vuelta, el ‘tornaviaje’.

La demostración palpable de que aquellos marinos eran capaces de calcular la longitud, se consigue al comprobar que sus barcos llegaban a puerto incluso después de tempestades que a la fuerza te sacaban del rumbo prefijado. O más aún, que se «mapeara» el Pacífico con una extensión de una tercera parte del globo terráqueo o cuatro veces el Continente Americano.

Enfrentarse a eso  no se puede hacer con garantías si no sabes lo que haces, donde estás y donde vas con elevada exactitud.

La prueba más palpable es la edición en el siglo XVI del «Libro de las longitudines y manera que hasta agora se ha tenido en el arte de navegar, con sus demostraciones y ejemplos dirigido al muy alto y poderoso señor Don Phelippe II de este nombre Rey de España» por Alonso de Santa Cruz, Cosmógrafo Mayor tanto de Carlos I como de Felipe II.

La obra de Santa Cruz iba destinada a Felipe II que prohibió de todas, todas, la publicación y distribución de la misma.  Para qué dar pistas a los ingleses, franceses y demás que andaban perdidos con la navegación oceánica… así que la obra se puso a buen recaudo saliendo a luz en 1921 (de lo bien que la escondieron…) aunque lógicamente sí se enseñaba en la Casa de Contratación.

Santa Cruz la escribió a raíz de una Junta científica organizada por Real Orden y compuesta por cosmógrafos, astrónomos y otras personas doctas en diferentes materias, y presidida por el marqués de Mondéjar. Entre otras muchas cuestiones científicas, en ella se examinó un instrumento de metal hecho por Petrus Apianus para la observación de la Longitud (Santa Cruz ya había realizado uno similar), siendo el trabajo de recopilación y análisis obra de Santa Cruz.

Está dividido en siete métodos, siendo el primero el ilustrado por Tolomeo mediante cuadrículas para definir la latitud y longitud, aunque no se ajustó a ello, sino que aplicó sus propias teorías, por lo que fue el primero que "...ideó y trazó las cartas de las variaciones magnéticas, en las que se ocuparon más de siglo y medio después, algunos sabios que intentaron contribuir por este medio al acierto y seguridad de la navegación, y que procuró adelantar los métodos, hoy muy perfeccionados, de observar la Longitud, aplicando a la marina los que juzgaba más propios y exactos, ideando ingeniosos instrumentos y cálculos. De este continuo estudio y prolijas investigaciones resultó también el conocimiento de la imperfección de las cartas planas, y de la necesidad de trazar las esféricas, como lo consiguió con muchos años de antelación a Eduard Wright o Gerado Mercator, a quienes generalmente se les atribuye esta invención"

Alonso de Santa Cruz fue el primero que dijo que el transporte de la hora dentro del barco podía servir para averiguar la longitud. Eso estaba destinado a revolucionar y a sentar las bases de la navegación futura pero sería más adelante porque el primer reloj preciso para tenerlo en un barco llegaría más de doscientos años después.

Santa Cruz trabajaba como cosmógrafo en la Casa de Contratación de Sevilla. Para situarnos, la cosmografía en el siglo XVI era la ciencia que describía las características del universo en forma de mapas, combinando elementos de la geografía y la astronomía. En ella se englobaba todas las materias relacionadas con la navegación oceánica donde era imprescindible una excelente preparación matemática y también de astronomía. El tal Alonso de Santa Cruz también inventaba aparatos para realizar mediciones y facilitar los cálculos de las navegaciones.

No es la única obra de ese estilo, hay más. Y todas dan muestra de la pericia en la navegación que tenían y acumularon los marinos españoles durante más de dos siglos. Pioneros en conectar el mundo a través del peligroso y desconocido mar.

La navegación actual es heredera, sin lugar a dudas, de la que entonces hicieron nacer aquellos españoles indómitos y de voluntad férrea que dominaron por primera vez con pericia, sacrificio y ciencia los Océanos.

Autor: elcaminoespañol.com

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