La comunidad hispana ante su incierto futuro

 

La encrucijada actual, que da síntomas de agotamiento del status quo tradicional y el surgimiento de una nueva realidad que aún desconocemos como reequilibrará la sociedad, nos pone a los miembros de la comunidad hispana frente al dilema de cómo conseguir que nuestra cultura y esencia sobreviva y perdure en esa nueva realidad que se avecina.

Los distintos países que conforman nuestra comunidad surgieron como entidades políticas que necesitaban crear una nueva identidad y afirmar la misma como un avance frente a lo anterior, para lo que se hizo uso de argumentos, en muchos casos de forma artificial e injusta, contra la etapa anterior cuya historia común forjó lo que hoy todos nosotros somos.

Ahora, en este mundo que algunos califican como postglobal donde todo tiene un grado de incertidumbre, sólo podremos conservar nuestra cultura y nuestra forma de ser si realmente creemos que no todo lo de fuera es mejor que lo nuestro, que no somos una comunidad sin futuro y si, aunque coordinar la política de los políticos de tantos países como somos es harto difícil, realmente tenemos la voluntad de pervivir y admitir que nuestra historia común nos enriquece y nos hace más fuertes.

Dejar atrás los prejuicios que utilizaron las élites para impulsar la dispersión de nuestra comunidad en diferentes países con sus correspondientes fronteras, hace ya 200 años, es una vía que nos puede permitir fortalecer nuestra comunidad para el mundo actual.

Sentirnos orgullosos de formar parte de una cultura común, por encima de las fronteras que nosotros mismos nos pusimos, es el camino hacia el futuro.




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