La verdadera conquista del oeste americano

Tras la conquista del imperio mexica por Hernán Cortes, pronto se sucedieron exploraciones en todas las direcciones para descubrir y colonizar más territorios, como la de Vázquez Coronado o tantas otras, que llevaron a los españoles a entrar en contacto con gran cantidad de tribus como los Apaches, Comanches, Siouxs, Navajos, etc. Hoy les contamos otra que se llevó a cabo 300 años antes que la llamada Conquista del Oeste por los anglosajones.




A mediados del siglo XVI se encontraron grandes minas de plata en Chihuahua, lugar que marcaba la zona más al norte colonizada por los exploradores españoles. La posibilidad de que más allá de esta zona existiesen más minas y otras riquezas despertó la curiosidad y la ambición de nuevos exploradores.

Pero había surgido un nuevo problema para estos conquistadores: el rey Carlos I aprobó en 1541 las Leyes Nuevas según las cuales las conquistas violentas habían quedado terminantemente prohibidas. Estas tenían que ser pacíficas, acompañadas de religiosos y utilizando el diálogo y la persuasión para convencer a los indios de que se uniesen a la corona española y aceptasen la religión cristiana.

Y claro, más al norte de Chihuahua se encontraban las tierras de los indios apaches, pueblo guerrero y muy difícil de vencer. Pero aún así surgieron voluntarios para acometer expediciones de este tipo.

El 21 de septiembre de 1595 el virrey de Nueva España Luis de Velasco firmó un contrato con Don Juan de Oñate, nacido en Zacatecas (Nueva España), hijo del conquistador Cristóbal de Oñate, capitán de Hernán Cortés, y de Catalina de Salazar y de la Cadena, por el cual se le daba permiso para colonizar el territorio de lo que hoy son los estados de Nuevo México y Texas.

El objetivo oficial de esta misión era el de difundir la fe católica entre los nativos americanos y crear nuevas misiones siempre de forma pacífica y sin violencia. Se trataba de una expedición de colonización ya que contaba entre sus miembros a mujeres y niños y unas 7000 cabezas de ganado, provisiones y herramientas para construir. Por dicho contrato Juan de Oñate pasaba a ser adelantado, capitán general y gobernador de Nuevo México.

No partieron hasta el 26 de enero de 1598. Por delante de ellos marchaba el capitán Vicente de Zaldívar, sobrino de Oñate, junto a 17 hombres que inspeccionaban el camino antes de que llegase la gran caravana.

El 20 de abril cruzaron Río Grande y terminaron de atravesar el desierto de Chihuahua, en lo que hoy podría ser El Paso lugar en el que se detuvieron para construir una iglesia y celebrar una misa de acción de gracias. Y ya que estaban, declararon la soberanía española sobre estos territorios.

Igualmente celebraron una pequeña obra de teatro compuesta por el religioso Marcos Farfán sobre la evangelización de los nativos siendo ésta la primera representación teatral en la historia en territorio de los actuales EEUU.

Prosiguieron viaje hacia el norte y entablaron conversaciones con diversas tribus indias a las que se les hizo saber las intenciones de la expedición de fundar y poblar aquellos territorios y extender su religión. Los caciques en un principio estuvieron de acuerdo y se procedió a fundar la primera población española en Nuevo México, San Gabriel, concretamente el 18 de agosto de 1598.

Allí reconstruyeron un viejo pueblo indio abandonado y pasaron el invierno.

 
 

Los al principio ilusionados colonos fueron dándose cuenta de que la tierra que estaban recorriendo y en donde iban a poblar era una tierra dura y muy seca, difícil de cultivar y siempre bajo la amenaza de los ataques indios. Esto los hizo recapacitar y empezar a arrepentirse del camino elegido.

La rebelión no tardó en producirse. 45 familias pidieron volver a México y abandonar la expedición, pero Oñate no podía permitirlo. Los rebeldes fueron detenidos, se les acusó de desertores y se intentó castigarlos, pero los religiosos franciscanos intervinieron y lograron calmar los ánimos consiguiendo el perdón del gobernador.

Sin embargo, al poco tiempo, 4 soldados desertaron y Oñate ordenó al capitán Gaspar Pérez de Villagrá su persecución logrando la captura de 2 de ellos. Ambos fueron acusados de traición y de faltar a su palabra de honor como hidalgos por lo que fueron condenados a muerte y ejecutados en las afueras de San Gabriel.

Una vez tranquilizados los ánimos, Oñate pensó que debía de haber tierras mejores que sirvieran para crear una gran ciudad que pudiera ser más próspera; para ello organizó una expedición con Vicente de Zaldívar a la cabeza para explorar las tierras situadas al este de San Gabriel (el actual territorio de Texas) y encontrar esas manadas de bisontes de las que tanto habían oído hablar y que podían suponer la salvación de la expedición.

Felizmente encontraron dichas manadas y exploraron todo ese territorio con la idea también de encontrar el Océano Atlántico, algo que pensaban que estaba cerca de allí.

El grupo de Oñate se encaminó hacia el este dejando San Gabriel atrás y atravesaron las llanuras de lagos salados, Puaray y llegaron a Acoma el 27 de octubre de 1598. Era ésta una ciudad construida en lo alto de una pequeña meseta con acantilados de casi cien metros de altura. Un lugar casi inexpugnable que asombró a los españoles. Los indios Queres eran quienes vivían allí y bajaron a recibir a los extraños, invitando a Oñate y sus ayudantes a visitar la ciudad. Allí fueron agasajados y regresaron al poco, continuando camino hacia Moqui y Zuñi.

Mientras tanto Vicente de Zaldívar regresó a San Gabriel en búsqueda del grueso de la expedición para contarle a Oñate lo que habían explorado y descubierto en su viaje hacia el este, pero éste ya se había marchado. Pasaron unos días allí recuperando fuerzas y el 18 de noviembre salieron tras sus pasos y estos le llevaron a la ciudad de Acoma y sus impresionantes precipicios.

Fueron igualmente muy bien recibidos por los jefes indios y dejando a 16 hombres abajo subieron con 14 soldados a visitar la ciudad de las nubes. En su paseo por la misma fueron dispersándose sin darse cuenta de la situación de peligro que se estaba generando. De repente y a la señal de un alarido de uno de los jefes, todos los habitantes de la ciudad se avalanzaron sobre los españoles y fueron matándolos o hiriéndolos. Tan solo lograron escapar cuatro de ellos lanzándose por las empinadas paredes y llegar hasta donde se encontraba el horrorizado grupo de españoles que quedaron abajo en la llanura.

Huyeron del lugar y se dirigieron hacia Moqui para alertar a Oñate de lo ocurrido y de que una gran rebelión de los indios pueblo estaba preparándose. Volvieron a San Gabriel y la fortificaron. Oñate preparó una expedición de castigo contra Acoma pero era algo complicado, solo disponía de 200 soldados y en Acoma había por lo menos 300 guerreros a los que había que sumar varios indios navajos que se unieron a ellos.

La colosal estatua de Juan de Oñate en el Paso (Texas) fue inaugurada en 2006 tras diez años de trabajo a cargo del escultor estadounidense John Sherrill Houser, 2 millones de dólares en donaciones privadas y un faraónico ensamblaje por piezas junto al aeropuerto de El Paso.
 

Como no era posible dejar sin soldados ni dirección San Gabriel, tuvo que elegirse a un capitán para que comandara una acción contra Acoma y fue Vicente Zaldívar quién se ofreció voluntario a encabezarla. El 12 de enero de 1599, 70 hombres partieron a la conquista de la ciudad de las nubes, una fortaleza natural que parecía inexpugnable.

En principio exigieron a los indios Queres la entrega de los causantes de las muertes de los españoles asesinados allí en noviembre, con la idea de que si se lo entregaban podrían llegar a un acuerdo y pacificar la zona, pero era una ilusión sin ninguna posibilidad. Todas las propuestas fueron rechazadas con una lluvia de flechas y piedras lanzadas desde lo alto de la ciudad.

El 22 de enero, al amanecer, los españoles se dividieron en varios grupos de doce. El primero de estos grupos por la noche tomó posición cerca de lo alto de la ciudad sin ser visto. Justo debajo de ellos otros soldados españoles encaramados en grietas construyeron un pequeño puente portátil. Mientras tanto por la ladera norte, Zaldívar lanzó un ataque de diversión para atraer hacia ellos la atención de los indios dejando desguarnecido el flanco donde habían situado el cañón y en donde se preparaban para colgar el puente. A una señal dispararon el cañón y colgaron el puente logrando entrar en la ciudad y enfrentarse a los indios que tras una larga e intensa lucha tuvieron que rendirse y aceptar las órdenes de los españoles.

Acoma había caído, pero a un alto precio en vida de los indios, sin embargo los españoles solo tuvieron dos muertos. Esta victoria asentó a los colonizadores en Nuevo México, su éxito llegó a todos los rincones de la zona advirtiendo de la fuerza y valentía de esos conquistadores, pero aún así hubo tribus indias que siguieron alzándose y luchando.

Restos de Acoma en la actualidad
 
Regresaron a San Gabriel y tras todas las bajas sufridas Oñate pidió al rey refuerzos humanos y materiales llegando estos en diciembre de 1600. Este refresco motivó a Oñate que organizó nuevas expediciones.

Envió a Vicente Zaldívar con 70 hombres hacia las costas de California buscando comunicación marítima pero fracasaron al quedarse sin provisiones demasiado pronto. Él mismo partió de nuevo hacia el este, hacia Quivira encontrando solo tierras pobres y secas. No había nada que encontrar por allí. Pero lo peor fue cuando regresaron a San Gabriel y se encontraron con que un grupo grande de colonos hartos de vivir en lugar tan solitario y sin posibilidad de prosperar cogieron sus cosas y se volvieron a México. El virrey les perdonó porque entendió perfectamente sus razones para esa traición y no actuó contra ellos.

Estos hechos fueron minando la autoridad de Oñate hasta que finalmente fue cesado de su cargo de gobernador de Nuevo México y sustituido por un colono: Juan Martínez de Montoya. Y este en 1609 fue sustituido por Pedro de Peralta que llevaba la orden de crear una ciudad embrión de la capital de Nuevo México. Para ello fundó Santa Fe y allí se desplazaron los colonos supervivientes de San Gabriel. Por este lugar pasaría el Camino Real de Tierra Adentro a través de la cual se organizaba una gran expedición llamada “conducta” que llevaba y traía todo tipo de productos, alimentos, muebles, objetos, etc., que necesitaba la colonia.

Santa Fe fue la primera capital de territorio en Estados Unidos que logró asentarse y llegar hasta nuestros días a pesar de ser frecuente objetivo de ataques apaches y de la dureza del clima y el terreno.

Autor Ignacio del Pozo


Nota de España de Ultramar: un mapa donde se comprueba cómo todo el "Oeste Americano" estaba bajo la autoridad española de Nueva España en el momento de la independencia de los Estados Unidos.

 
 
 

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